Por Javier Bleda
Murcia es una ciudad pequeña se
mire por donde se mire, y el hecho de ser comunidad autónoma uniprovincial no
hace que la talla física dé más de sí, en todo caso el orgullo regionalista
puede inducir a la grandeza, pero nada más. Mi introducción sobre la talla de
la capital huertana viene a colación de una noticia que ha atravesado las
fronteras locales, regionales, y hasta internacionales, medio escandalizando a
la población por haberse descubierto una trama de prostitución en la que parece
había implicadas algunas menores. Ahora bien, a pesar de ser algo escandaloso
(que lo es) el que chicas adolescentes anden atrapadas en un mundo de lupanares
ambulantes, lo que llama poderosamente mi atención es que durante mucho tiempo
un catálogo de, ni más ni menos, 400 señoritas, o las que fueran, estuviera
circulando vía Whatsapp en un entorno tan reducido como la capital murciana,
con salidas esporádicas a alguna población cercana, y finalmente esto se
conociera, entre otras cosas, porque los padres de una de ellas, menor de edad,
indagaron la procedencia de los emolumentos que su hija recibía como canguro,
los cuales superaban con creces la media de lo habitual.