Por Javier Bleda
El 11-M fue sin duda el peor
atentado terrorista de la historia de España en términos cuantitativos, porque
en términos cualitativos cada afectado de todos los demás atentados debe llevar
la procesión por dentro. Se ha escrito mucho, muchísimo diría yo, sobre lo
ocurrido aquél día, sobre posibles vías de planificación del mismo, posibles
conspiraciones y hasta se ha escrito de las intimidades del proceso judicial
por la persona que compartía sábanas con el togado mayor de la causa. Y a pesar
de todo, a día de hoy, pasados tantos años como días del mes marcaba la fecha
del atentado, la sociedad española sigue sin tener claro qué pasó realmente más
allá de la evidencia de los doscientos muertos en muerte y los casi dos mil muertos
en vida, y eso sin contar a los miles de familiares directos que también fueron,
y continúan siendo, muertos colaterales vivientes.