viernes, 15 de noviembre de 2019

El Safari de la Vida

Conduciendo en Korogó, al norte de Costa de Marfil
por Javier Bleda

Hace diez años escribí y publiqué un librito en papel titulado El Safari de la Vida con la intención de aportar más información sobre determinadas y tremendas realidades del continente negro y, por supuesto, también ofrecer algunas fórmulas para que quienes se sintieran con ánimo suficiente pudieran cooperar introduciendo en sus vidas la conciencia que tanto parece faltarnos al conjunto de la sociedad.

Después de diez años he decidido sacarlo en versión ebook PDF y, antes de hacerlo, he repasado lo que escribí por si había lugar a realizar alguna modificación, especialmente en el capítulo de Reflexiones, un lugar en el que transcribí pensamientos de muchas personas que hacían mención a África y que leídos se transformaban en sólidas llamadas de atención. No tuve que hacer la más mínima modificación, después de diez años lo escrito por mí, y lo expresado por otros, sigue manteniendo la más absoluta de las vigencias, y ello porque no somos capaces de entender que lo que pasaba en África, lo que pasa y lo que pasará nos afecta directamente a toda la humanidad.

No hace mucho una activista africana que vive de maravilla en Europa me tildó públicamente de neocolonialista por pretender mantener que África sigue sufriendo los efectos de la pobreza de una manera salvaje, y así es por mucho que otros crean que aquello ya no es lo que era. Por supuesto que los que piensen que los africanos viven en chozas y van con taparrabos se equivocan, ya que en su inmensa mayoría han evolucionado (o involucionado) hacia una sociedad muy parecida a la nuestra, con carreteras, edificios altos, restaurantes y hoteles de lujo, magníficos aeropuertos y tantas otras cosas entendidas como beneficios del progreso, pero tampoco es menos cierto que hay millones de africanos, de entre los mil y pico de millones que son, cuyo sufrimiento difícilmente se puede llegar a comprender para los que vivimos instalados en el bienestar, incluyendo en ese cupo de disfrutadores a millones de habitantes de África que viven en la abundancia.

Allí la muerte es compañera habitual de madres que ven a sus hijos irse al más allá por no disponer de un miserable puñado de euros para comprar medicinas; la diarrea mata más niños que el sida y la malaria juntos, algo que se dice pronto pero no se asimila nunca; las hambrunas son habituales en determinadas regiones y la muerte por inanición adquiere el rango de insulto, porque insulto es que hoy en día la gente pueda morir de hambre y sed de manera industrial.   

Yo soy uno de los tantísimos atraídos por la magia de un continente que difícilmente se puede describir con palabras. Los expertos dicen que esa suerte de atracción viene posiblemente dada por un sentimiento atávico de enraizamiento, puesto que parece haber pocas dudas al hecho de que los primeros humanos pudieran provenir de las profundidades africanas, y eso es lo que hace que quien conoce África se quede enganchado como si fuera víctima de un sortilegio. Precisamente por eso escribí este librito hace diez años, porque uno no puede callar ante la dejadez global cuando afecta a algo que ha calado hasta lo más profundo de su ser.  

Si te apetece saber un poco más de lo que es África, vista desde dentro, este libro posiblemente te gustará, pero si además quieres saber qué puedes hacer para que África no sea un simple y reiterado recuerdo navideño de las ong, entonces no dudes en leerlo, puede que con ello te conviertas en activista de la vida allá donde se encuentran tus verdaderas raíces.

Si quieres puedes obtener más información de El Safari de la Vida, e incluso comprarlo y descargarlo, haciendo click AQUÍ  


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