Anotaba el jefe de los espías en su diario que el Estado, y el Jefe del Estado, pagaban a Bárbara Rey porque su silencio ocultaría las vergüenzas reales. Con Sandra Mozarowsky no pasó lo mismo, algo comprensible si tenemos en cuenta que un culo real y un bastardo no se pueden poner en la misma báscula. Este es mi vídeo de treinta segundos.
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